Una instalación artística en Brooklyn presenta un coworking de cartón para robots, parodiando el auge de la IA en el trabajo creativo.
En el barrio de Greenpoint, Brooklyn, entre una escuela primaria y una biblioteca pública, surge Chat Haus, un espacio de coworking muy peculiar: está habitado exclusivamente por chatbots y todo, desde los escritorios hasta los "trabajadores", está hecho de cartón. Esta instalación es obra del artista Nim Ben-Reuven, quien utiliza el humor y la sátira para reflexionar sobre el impacto de la inteligencia artificial en las industrias creativas.
Dentro de Chat Haus, pequeños robots de cartón con ojos saltones simulan trabajar: teclean en laptops, atienden llamadas y hasta toman café. Motores diminutos les dan movimientos realistas, creando una escena tan divertida como inquietante. Ben-Reuven, afectado personalmente por la automatización en su trabajo como diseñador y videógrafo, utiliza el cartón como símbolo de la fragilidad de los contenidos generados por IA.
La instalación incluye carteles satíricos, como uno que anuncia escritorios por $1,999 dólares al mes, una cifra exagerada que parodia el lujo de algunos coworkings y el valor inflado que se le atribuye a la IA. Esta broma visual se ha convertido en uno de los puntos favoritos para las fotos de los visitantes, quienes reflexionan sobre la ironía de robots de cartón pagando precios premium mientras los creativos humanos luchan por competir con las nuevas tecnologías.
Chat Haus invita a pensar en el futuro del trabajo creativo y en la infraestructura invisible detrás de la inteligencia artificial. Ben-Reuven describe a sus robots como "tiernos y algo inquietantes", una metáfora visual del papel creciente de la IA en la vida laboral moderna.