Las joyas éticas y sostenibles están sentando las bases de lo que debe ser el futuro de la joyería.

Desde que Leonardo DiCaprio dio vida a un traficante de piedras preciosas en Diamante de Sangre, los diamantes no han vuelto a ser lo que eran y, por ende, los anillos de compromiso ya no los queremos si no vienen acompañados de un certificado que declara el bajo impacto medioambiental y la ausencia de violencia o explotación humana.

Y es el mismísimo DiCaprio el que lleva varios años apostando por la creación de diamantes en laboratorios al ser inversionista de Diamond Foundry. Una firma que puede presumir estar exenta de participar en la explotación minera, sin huella de carbono, cuyos precios no están sujetos al cártel, en cuyos procesos no ha salido ningún animal dañado o las personas han sido desplazadas.

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En México, la joyera afincada en Monterrey, Bornmine, también se ha lanzado a esta aventura de crear diamantes en su laboratorio. De esta manera, desde nuestro país también se están haciendo propuestas que buscan reducir la importante huella de carbono que deja la creación de un diamante extraído de una mina.

Al mismo tiempo, Bornmine señala que pueden ofrecer precios más competitivos porque al crear las piedras preciosas en un laboratorio se reduce al mínimo el número de intermediarios que van encareciendo el producto, lo que supone una disminución considerable de precio final en el mercado.

Otras marcas que también están apostando a la creación de joyería sostenible son la joyería austriaca Swarovski, y la española David Locco.

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