La Navidad se ha consolidado como una de las festividades más populares, con una presencia que se ha extendido a diferentes lugares del mundo, incluido México.

Para muchos su llegada significa motivo de alegría y unión familiar, pues es un festejo de origen religioso en el que se conmemora el nacimiento de Jesucristo.

El festejo de la Navidad en diciembre, dentro del calendario gregoriano, cumple con el objetivo de unir la celebración católica de la Navidad, la cual se refiere al nacimiento de Jesús, con los festejos antiguos del solsticio, entre ellos la ceremonia de las saturnales de la antigua Roma.

Estas fiestas paganas eran celebradas por los romanos en honor a Saturno, el dios de la agricultura y la cosecha, e influyeron en la creación de la Navidad.

De igual manera, el invierno estaba relacionado con el periodo de paz debido a que Marte, dios de la guerra, también era el dios de la primavera, por la razón de que la estación de la guerra empezaba al terminar el invierno.

Las labores agrícolas finalizaban durante esta época, por lo que los campesinos y los esclavos podían aplazar el trabajo cotidiano.

Además, estas fiestas duraban siete días y los esclavos gozaban de grandes permisos, como vestirse con la ropa de sus amos y ser atendidos por estos sin recibir ningún castigo.

Asimismo, los romanos celebraban el 25 de diciembre la fiesta del “Natalis Solis Invicti” o nacimiento del Sol Invicto, asociada al nacimiento de Apolo.

Esta fecha también fue considerada como día del solsticio de invierno, la cual los romanos llamaron bruma.

Cuando Julio César introdujo su calendario en el año 45 a.C., la Navidad debió ubicarse entre el 21 y 22 de diciembre de nuestro calendario gregoriano.

Sin embargo, de esta fiesta, se tomó la idea del 25 de diciembre como fecha del nacimiento de Jesucristo.

Finalmente, entre los años 320-353, el papa Julio I fijó el 25 de diciembre como la fecha del nacimiento de Jesús para dar sentido cristiano a las costumbres que se celebraban en esta época. Esto a pesar de que se cree que Jesucristo nació durante la primavera.

Un siglo más tarde, el Papa León Magno estableció en ese día la celebración de la Navidad y en el siglo VI, el emperador Justiniano la declaró oficialmente festividad del Imperio.