China reducirá moderadamente las importaciones de películas estadounidenses, una medida en respuesta a los aranceles impuestos por Donald Trump.
China ha anunciado que reducirá el número de películas estadounidenses que se exhiben en su territorio como parte de las represalias contra los aranceles del 125% impuestos recientemente por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Según un portavoz de la Administración Nacional del Cine de China, esta medida busca reflejar tanto las preferencias del público chino como el impacto negativo que los gravámenes tienen sobre la percepción del cine norteamericano.
“Seguiremos las reglas del mercado y reduciremos moderadamente las importaciones de películas estadounidenses”, señaló el portavoz en un comunicado oficial.
China, que se ha consolidado como el segundo mercado cinematográfico más grande a nivel global, subrayó su compromiso con la apertura internacional. En el mismo comunicado, aseguró que continuará introduciendo producciones extranjeras para satisfacer la creciente demanda local. Sin embargo, el sistema vigente de cuotas limita la proyección anual de películas extranjeras a unas 35 producciones, muchas provenientes de Hollywood.
Esta decisión representa un desafío significativo para la industria cinematográfica estadounidense, que ya enfrenta una disminución en su popularidad dentro del país asiático. Actualmente, las producciones de Hollywood representan solo el 5% de la taquilla china y están sujetas a altos impuestos locales que reducen sus ingresos.
El freno a las películas estadounidenses no es la única acción tomada por China en respuesta a los aranceles de Trump. Beijing también impuso aranceles del 84% a bienes estadounidenses y anunció controles de exportación para 12 empresas norteamericanas, además de incluir otras seis firmas en su “lista de entidades no fiables”.
Con estas medidas, la tensión entre ambas economías sigue aumentando, dejando abierta la posibilidad de nuevas represalias en los próximos meses. La guerra comercial entre Estados Unidos y China continúa afectando diversos sectores económicos y culturales, con consecuencias aún impredecibles para ambas partes.