¿La belleza se puede medir?

La proporción áurea es una armonía geométrica que resulta atractiva, ayuda a distinguir la belleza en las personas, arte, objetos e incluso, animales.

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La proporción áurea es una armonía geométrica que resulta atractiva, ayuda a distinguir la belleza en las personas, arte, objetos e incluso, animales.

¿La belleza está solo en el ojo del espectador o hay un método detrás de ella? No es coincidencia que los actores, actrices y modelos tengan características que a muchas personas les gustan e incluso, cuando elogiamos a un bebé o a una mascota se encuentra presente un patrón inconsciente que nos permite identificar la belleza.

Hace 2500 años en la Antigua Grecia, se descubrió que cuando una línea se divide en dos partes en una proporción de 1:1 o bien en la cifra 1,61803, se crea una proporción geométrica que resulta atractiva.

Esta proporción se conoce como la proporción áurea, la proporción divina o phi (llamada así por Fidias, un escultor y matemático griego que la utilizó para diseñar esculturas).

Desde la época del Renacimiento, artistas como Botticelli y Leonardo Da Vinci han utilizado la ración áurea en sus obras como La Monalisa o El nacimiento de Venus y actualmente en los tiempos modernos, la proporción áurea se ha aplicado a la belleza facial y se ha adoptado como guía para los tratamientos estéticos.

Desde entonces, los científicos han adaptado esta fórmula matemática para explicar qué hace que una persona sea hermosa. Esta proporción se usa para marcar las proporciones ideales en la cara de un paciente y las mejoras estéticas que ignoran el phi pueden hacer que los pacientes se vean peor.

La distancia desde la parte superior de la nariz hasta el centro de los labios debe ser 1,618 veces la distancia desde el centro de los labios hasta la barbilla; la línea del cabello hasta el párpado superior debe ser 1,618 veces y la longitud de la parte superior de la ceja superior hasta el párpado inferior.

Tal es su aplicación que científicos de la Academia de Ciencias de China (CAS) han descubierto que ciertas medidas faciales, como la distancia entre la boca y la nariz, y el ancho de la boca y la nariz, tienden a aumentar con la edad.

Esto significa que incluso las caras que antes se consideraban simétricas tienden a desviarse de la proporción áurea, sin embargo, no debemos olvidar que el envejecimiento es un proceso natural y que la belleza nunca lo es ni ha sido todo lo que tenemos para ofrecer.

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