No prescribir ejercicio a un paciente es tan grave como recetar mal un medicamento. La ciencia lo respalda: el ejercicio es clave para frenar enfermedades y el envejecimiento.
El ejercicio supera a los fármacos en varios casos: mejora un 61% la depresión frente al 21% del tratamiento tradicional, y puede ser tan efectivo como los antiinflamatorios para la osteoartritis de rodilla.
Los expertos señalan tres pilares fundamentales: entrenamiento aeróbico, desarrollo de fuerza y potencia muscular, y ejercicios de equilibrio. La intensidad debe aumentar gradualmente y personalizarse.
Simplemente caminar puede ser insuficiente. Como cualquier medicina, el ejercicio requiere la dosis precisa y adaptada. Los especialistas advierten que una prescripción inadecuada puede ser contraproducente.
El mayor obstáculo no es la evidencia científica, sino la infraestructura y formación médica. Es más fácil recetar una pastilla que implementar un programa de ejercicio personalizado.
Se avanza hacia una medicina de precisión que adapte el ejercicio según la genética, metabolismo y estilo de vida de cada persona, utilizando inteligencia artificial y tecnología portátil.
Información de EL PAÍS