De tal palo, tal astilla

En esta columna de opinión, Felipe de la Garza, nos invita a reflexionar sobre nuestra relación con el dinero y la posibilidad de mejorarla.

|
Twitter Facebook Whatsapp
properties.alt

Nuestras actitudes hacia el dinero nacen desde nuestros padres.

Desde pequeño he disfrutado ahorrar y administrar mi dinero, siempre lo he hecho tan natural que por mucho tiempo no sabía de dónde venía ese hábito. Desde entonces y hasta la fecha hacer mi presupuesto, administrar mi dinero y hasta invertirlo, me hace sentir más seguro y en equilibrio, me hace sentir que realmente tengo el control de lo que hago con mi dinero y con mi vida.

En el proceso de escribir mi libro “Guía para ser un bulldog con tu dinero” tuve que investigar y analizar cómo tomamos las personas decisiones con nuestras finanzas día a día y de dónde vienen los paradigmas que tenemos sobre el dinero. Lo que me llevó a encontrar que aunque parezca obvio, la gran parte de nuestras decisiones y cómo pensamos sobre el dinero, depende en gran medida en cómo nuestros papás nos enseñaron a hacerlo. Pero este pensamiento no se queda aquí, pues saber las raíces de nuestros paradigmas con relación al dinero es un importante primer paso para mejorar la relación con nuestras finanzas, por lo que antes de que te justifiques debes de saber que lo que te enseñaron desde pequeño se puede volver a aprender para transformarlo en algo positivo.

Mucho de lo que creo y de la relación que tengo con mis finanzas tiene raíces familiares. Especialmente del lado de mi papá, cada vez que hago un presupuesto viene a mi mente la imagen de mi papá haciendo el suyo, y aunque yo he estudiado y practicado por años las finanzas de forma formal y él no, nuestros procesos para hacer un presupuesto son muy similares por no decir idénticos.

Mi papá ha utilizado diferentes medios para hacer su presupuesto, antes era en un cuaderno, ahora es en su teléfono celular sin importar el medio, mi papá hasta la fecha, cada quincena hace y revisa su presupuesto, y lo más sorprendente es que no se le pasa absolutamente nada, contempla las pequeñas salidas a la tienda de la esquina, el pago de la tintorería, el arreglo de la casa que tiene que hacer ese mes o hasta deja un presupuesto para pequeños imprevistos. Y al contrario de lo que la gente pudiera pensar, ese presupuesto le ha dado a mi papá (y claro a la familia) mayor estabilidad financiera, flexibilidad y hacer muchos proyectos realidad. Yo, por otra parte, hago exactamente lo mismo, lo que me ha traído resultados similares.

Los psicólogos saben que la mayoría de los niños (y por qué no, ya los que no son tan niños) aprenden con el ejemplo, más que con las palabras. Es por eso que a muy pocos en este país les gusta leer un buen libro, porque siempre nos dicen que leer es bueno, pero difícilmente hemos visto a nuestros papás, maestros o amigos tomar un libro, lo que por consecuencia hace que nunca adquiramos el hábito de la lectura. Otra vez: aprendemos con el ejemplo, no con las palabras.

Lo mismo pasa desde el punto de vista financiero, los hijos que mejor saben administrar su dinero son porque vieron a sus padres hablar de dinero en la mesa, haciendo inversiones, platicando con su contador o bien haciendo un presupuesto. Papás que les enseñaron con el ejemplo a sus hijos, que el dinero es un gran medio para lograr un buen fin, y que es un componente importante para lograr casi cualquier proyecto o meta que se propongan. En la mayoría de los casos, los niños y adolescentes que reciben este tipo de ejemplos crecen teniendo una relación más inteligente y madura con su dinero.

Por otra parte, las personas que peor administran su dinero es porque vieron a sus papás siempre acabarse todo antes de la quincena, comprando billetes de lotería, empeñando sus artículos de valor, pidiendo prestado a cualquiera que se dejara o bien, hablando mal del dinero y mencionando que no era importante, cuando en realidad por dentro deseaban constantemente tener un poco más de este y por qué no, que les cayera del cielo. Las personas que crecen bajo estas influencias repiten este comportamiento porque es su realidad, es lo que conocen, es cómo les enseñaron, en ocasiones no pueden ni siquiera ver que existen otro tipo de opciones más inteligentes.

Así que cada vez que encuentres un patrón positivo o negativo en tu vida, pregúntate de dónde viene, quizás, gracias a tus papás aprendiste a ahorrar cada quincena, aunque sea un poco, a nunca quedarte en ceros y a valorar el dinero que ingresa a tus bolsillos o bien, por otra parte, te enseñaron con el ejemplo en que la única forma de adquirir cosas en esta vida es endeudándote, adquiriendo billetes de lotería o a mantenerte culpando a los demás por tu falta de dinero.

Sin importar lo que nos hayan enseñado, todos hemos visto a personas pasar de una experiencia negativa a una positiva o viceversa. Descubrir que muchos de nuestros comportamientos que tenemos con relación al dinero es por la influencia de nuestros papás es apenas el primer paso, el segundo es, en caso de querer, empezar a cambiar. No me tengo que ir a estadísticas ni darte nombres para convencerte de que esto es posible, ya que todos conocemos a personas, amigos o familiares que nacieron con circunstancias poco favorables o con una mala educación y supieron hacer las cosas diferentes, hacer las cosas mejor y salir adelante, así que puedes utilizarlos como ejemplos para saber de que sí es posible. Yo, por ejemplo, utilizo a mi papá y mamá como modelos a seguir, quienes venían de hogares muy humildes y fueron los primeros en sus respectivas familias en tener estudios universitarios y en hacer las cosas diferentes y mejor, con relación a sus finanzas.

No hay que olvidar que la educación empieza desde casa, yo admiro a los padres y madres que se toman un tiempo para enseñarles a sus hijos cosas que en la escuela jamás aprenderían y una de ellas es a tomar el control de su dinero, un instrumento que todos los días utilizamos y que levanta a todas las personas para ir a trabajar y poder traer comida a la mesa.

Finalmente, solo te dejo tres preguntas para reflexionar: ¿Qué comportamientos positivos o negativos estás repitiendo de tus papás con relación a tus finanzas? ¿Podrás mejorar o cambiar para bien aquello que desees y que te fue enseñado por tus papás? ¿Si fueras papá o mamá qué tipo de ejemplo te gustaría darle a tus hijos con relación a sus finanzas?


Artículos relacionados