El consumo de alcohol en EE.UU. cayó al 54%, su nivel más bajo en casi nueve décadas. Factores de salud, cambios culturales y políticos impulsan este declive histórico.
El nuevo sondeo de Gallup revela que apenas 54% de los adultos en Estados Unidos consume bebidas alcohólicas. La cifra representa el porcentaje más bajo desde 1958 y consolida una tendencia descendente que ya lleva tres años consecutivos: 62% en 2023, 58% en 2024 y ahora el mínimo actual.
Este retroceso coloca a la sociedad estadounidense en un punto de inflexión cultural, comparable únicamente con los años posteriores a la Prohibición.
Por primera vez desde que Gallup monitorea estas percepciones, más de la mitad de los encuestados considera que incluso beber moderadamente es perjudicial. El 53% cree que una o dos copas diarias dañan la salud, frente al 45% en 2024 y al 28% en 2015.
El cambio de opinión responde a un mayor conocimiento sobre los efectos negativos del alcohol y a campañas de concientización que buscan desmitificar la idea de que su consumo moderado puede ser beneficioso.
La investigación médica ha reforzado las advertencias: el alcohol se asocia a más de 200 enfermedades y lesiones, con cerca de 20,000 muertes por cáncer al año en EE.UU. Tumores en boca, garganta, hígado, esófago y recto están directamente relacionados con su consumo.
Asimismo, estudios recientes desmintieron la creencia de que una copa de vino podía proteger contra enfermedades cardíacas. Por el contrario, se identificó al alcohol como factor de riesgo en hipertensión, insuficiencia cardíaca, fibrilación auricular y accidentes cerebrovasculares hemorrágicos.
La caída del consumo no solo responde a cuestiones médicas, sino también a transformaciones culturales. Los jóvenes, especialmente la Generación Z, prefieren cócteles sin alcohol, bebidas funcionales y opciones ligadas al bienestar.
Este giro se suma a una tendencia global donde los hábitos de ocio priorizan la salud, la conciencia ambiental y las experiencias digitales, por encima de tradiciones como beber en reuniones sociales.
El sector enfrenta un escenario complejo: por un lado, el crecimiento de alternativas sin alcohol obliga a diversificar la oferta; por otro, las plataformas digitales promueven estilos de vida saludables que compiten con los mensajes publicitarios tradicionales.
Las compañías han comenzado a explorar mercados de mocktails, cervezas “0.0” y estrategias de marketing orientadas al bienestar, pero la velocidad del cambio cultural plantea desafíos a largo plazo.
El estudio también revela diferencias ideológicas. Los republicanos registran la mayor caída, pasando del 64% de bebedores al 46%, mientras que los demócratas descendieron del 71% al 64% y los independientes del 59% al 47%.
Los analistas sugieren que el contexto político, sumado a valores culturales y religiosos más arraigados en ciertos sectores, podría explicar esta reducción más drástica.
El retroceso en el consumo de alcohol no es un hecho aislado, sino parte de un cambio mayor en las prioridades de los estadounidenses. La salud, el bienestar y la prevención ocupan ahora un lugar central en la vida cotidiana, desplazando hábitos antes intocables.
De mantenerse esta tendencia, Estados Unidos podría estar entrando en una nueva era en la relación entre sociedad y alcohol, donde la sobriedad ya no es una excepción, sino una opción cada vez más común.
Fuente: The Independent