El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, expresó su desacuerdo con la decisión de la Liga Nacional de Fútbol Americano (NFL, por sus siglas en inglés) de elegir al cantante puertorriqueño Bad Bunny como protagonista del espectáculo de medio tiempo del próximo Super Bowl.
La NFL ha anunciado que el artista puertorriqueño Bad Bunny será el encargado del espectáculo de medio tiempo en la final del campeonato de fútbol americano, el próximo 8 de febrero en Santa Clara, California. La noticia ha sido celebrada por sus seguidores, pero también ha generado debate en algunos sectores conservadores.
En una entrevista con el canal Newsmax, el expresidente Donald Trump calificó la elección del artista como “absolutamente ridícula”. Ante la pregunta del presentador sobre si la NFL debería incluir a un artista crítico con sus políticas, Trump respondió: “Nunca he oído hablar de él. No sé quién es. Me parece una locura”.
La NFL ha destacado su colaboración con Apple Music y Roc Nation, la productora de Jay-Z, para la realización del espectáculo.
Miembros del movimiento MAGA han criticado la decisión. Benny Johnson, un comentarista conservador, lo calificó de “activista contra ICE”, mientras que Nick Adams, futuro embajador de EE.UU. en Malasia, lo consideró una “falta de respeto” para los seguidores de Trump. La secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, ha asegurado que habrá agentes migratorios presentes en el evento.
Bad Bunny acaba de terminar una serie de 31 conciertos en San Juan, Puerto Rico, tras el lanzamiento de su álbum DeBÍ TiRAR MáS FOToS. En una reciente entrevista con la revista i-D, el artista mencionó que había evitado dar conciertos en Estados Unidos continental debido a preocupaciones sobre la presencia de agentes migratorios. Su presentación en el Super Bowl lo convertirá en el primer artista en cantar un repertorio completamente en español en este escenario.
En 2020, el show de medio tiempo fue protagonizado por Shakira y Jennifer Lopez, quienes también incorporaron música en español. La elección de Bad Bunny continúa con esta línea de representación latina, mostrando cómo la cultura popular se ha vuelto un puente para la diversidad en medio de diferencias políticas.