Ellas tomaron el fusil, alzaron la voz o dirigieron tropas cuando nadie pensaba que podían. Seis mujeres valientes de la Revolución Mexicana que merecen regresar al spotlight.
Desde Puebla, Carmen Serdán y su familia impulsaron el movimiento antirreeleccionista contra Porfirio Díaz. Distribuía propaganda, organizaba reuniones secretas y enfrentó la represión con valentía.
Su casa se convirtió en símbolo del inicio de la lucha armada. Recordarla es darle su justo lugar en la historia.
Intelectual, periodista y feminista adelantada a su tiempo. Hermila Galindo defendió el derecho de las mujeres a votar, la educación sexual y la igualdad.
Fue secretaria personal de Venustiano Carranza y una de las primeras mujeres en postularse para un cargo político en México. No llevó fusil, pero disparó ideas que aún hacen eco.
Para poder pelear, se disfrazó de hombre. Con explosivos y estrategia, Ángela Jiménez se ganó el respeto de sus compañeros en combate y trabajó como espía y guerrillera.
Su historia desafía los roles de género de su tiempo: fue soldadera, soldado y símbolo de rebeldía.
Comenzó disfrazada de “Pedro Herrera”, pero pronto se quitó la máscara: lideró un ejército de mujeres que participó en la toma de Torreón, una de las batallas más importantes del norte.
Aunque la historia oficial la olvidó, los relatos orales reconocen su liderazgo y coraje.
De ascendencia maya y capitana zapatista, Margarita Neri comandó hasta mil hombres en Tabasco y Chiapas. Era temida por su carácter y respetada por su estrategia.
Su figura demuestra que la Revolución no fue solo cosa de hombres: también tuvo comandantas de verdad.
Para unirse al 10° Regimiento de Caballería Constitucionalista, se cortó el cabello y fingió una identidad masculina. Llegó a ser subteniente y combatió en varias batallas.
Su historia es una mezcla de audacia, ingenio y amor por la patria, que desafía los límites impuestos por su época.