De las canchas escolares a los sueños olímpicos: 5 atletas que empezaron desde pequeños

De trampolines improvisados a podios olímpicos: cinco atletas mexicanos que transformaron la pasión infantil en medallas de oro. Historias de disciplina, sacrificio y sueños que comenzaron con apenas cinco años de edad.

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El camino hacia la gloria olímpica muchas veces comienza en las canchas escolares, en los parques del barrio o en las albercas comunitarias. Para estos cinco atletas mexicanos, el deporte no fue solo un pasatiempo infantil, sino el inicio de un sueño que los llevaría a conquistar podios internacionales.

1. Paola Espinosa - Clavados

Paola Milagros Espinosa Sánchez nació en la Ciudad de México el 31 de julio de 1986 y comenzó en el mundo de los clavados cuando tenía siete años. Sus padres daban clases de natación y nado sincronizado en el Gimnasio de Usos Múltiples de La Paz, Baja California Sur, donde Paola creció rodeada de agua.

Sus padres la llevaron a un doctor porque era muy hiperactiva, pero su padre se negó a darle medicamentos y decidió inculcarle la pasión por el deporte. La primera vez que realizó un clavado, se subió directo a la plataforma de diez metros agarrada de la mano de su hermana, y aunque su hermana no volvió a hacerlo, Paola quedó enamorada de esa sensación.

A los once años dejó su casa en Baja California Sur, cuando el Comité Olímpico Nacional la seleccionó junto con Laura Sánchez y Rommel Pacheco para entrenar en el Centro Deportivo Olímpico Mexicano. Ganó medalla de bronce en Beijing 2008 junto a Tatiana Ortiz y medalla de plata en Londres 2012 con Alejandra Orozco, convirtiéndose en la primera mujer mexicana en ganar dos medallas olímpicas.

2. Lorena Ochoa - Golf

Nacida el 15 de noviembre de 1981 en Guadalajara, Lorena Ochoa tomó un palo de golf por primera vez a los cinco años. A los seis años ganó su primer evento estatal y a los siete su primer campeonato nacional.

Su padre, Javier Ochoa, fue quien le tomó la palabra cuando ella le dijo: "papá, quiero ser la mejor golfista del mundo". Durante su infancia, la familia entera se convirtió en su sistema de apoyo, con su padre como financiador, su madre Marcela preparándole sus platillos favoritos, y su hermano Alejandro haciendo de caddie.

Como junior capturó 22 eventos estatales en Guadalajara y 44 eventos nacionales en México, además de ganar cinco títulos consecutivos en el Junior World Golf Championships. Se mantuvo como la golfista número uno del mundo durante 158 semanas consecutivas, desde abril de 2007 hasta su retiro en mayo de 2010, convirtiéndose en la primera mexicana en alcanzar ese logro.

3. María del Rosario Espinoza - Taekwondo

María del Rosario Espinoza nació el 29 de noviembre de 1987 en La Brecha, una pequeña localidad de Sinaloa, parte de una familia de pescadores, y comenzó a practicar taekwondo a los cinco años. Su padre, Ángel Marcelino Espinoza, la inició en los deportes de contacto, mientras su madre Felicitas la apoyaba incondicionalmente a pesar de los retos económicos.

De niña era muy traviesa y dedicaba sus días a nadar en los canales de riego y andar en bicicleta, pero cuando empezó a entrenar a los cinco años, encontró en el deporte la vía para ser más disciplinada. Durante su infancia tenía que esconderse en el camión para no pagar el pasaje y así llegar a entrenar, enfrentando limitaciones económicas y geográficas.

El 23 de agosto de 2008 obtuvo la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Pekín al vencer a la noruega Nina Solheim, convirtiéndose en la segunda mujer mexicana en conquistar oro olímpico. En Londres 2012 ganó bronce y en Río 2016 obtuvo plata, siendo la primera mujer mexicana con tres medallas olímpicas.

4. Ana Gabriela Guevara - Atletismo

Ana Gabriela Guevara Espinoza nació el 4 de marzo de 1977 en Heroica Nogales, Sonora. Mostró inclinación hacia el deporte desde la primaria, y en secundaria y preparatoria representó a su escuela jugando básquetbol.

El entrenador cubano Luis Betancourt la reclutó para formar parte del quinteto que representaría a Nogales en el campeonato estatal, el cual ganaron. En 1996 le llegó la noticia de que por su edad no podía seguir jugando básquetbol, y el entrenador cubano Raúl Barreda la invitó a entrenarse como atleta de distancias cortas.

Sin ninguna experiencia en pruebas de pista, en 1996 conquistó el primer lugar en 400 y 800 metros en la Olimpiada Nacional Juvenil de México. Se mantuvo como número uno del ranking mundial de los 400 metros planos desde 2001 hasta 2004. En el Campeonato Mundial de París 2003 se coronó campeona mundial y en Atenas 2004 ganó la medalla de plata olímpica.

5. Ernesto Canto - Marcha

Ernesto Canto Gudiño comenzó su carrera deportiva a los nueve años y a los 13 ganó el Campeonato del Distrito Federal. Entrenaba en la pista del Deportivo Plan Sexenal y en ocasiones en un callejón cerca de su escuela.

A los 14 años ya representaba a México en categorías juveniles y compartía pista en los entrenamientos con su ídolo Daniel Bautista. El marchista del Estado de México se convirtió en uno de los atletas más importantes en la historia deportiva de México.

En los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 1984 ganó la medalla de oro en la prueba de 20 kilómetros de marcha, consolidándose como el mejor del mundo en su especialidad durante esa época.

Lecciones de estos campeones

Estos cinco atletas comparten características comunes: comenzaron muy jóvenes, tuvieron el apoyo incondicional de sus familias a pesar de las dificultades económicas, y mostraron una disciplina excepcional desde la infancia. Sus historias demuestran que detrás de cada medalla olímpica hay años de entrenamiento que comenzaron en canchas escolares, albercas municipales y parques comunitarios.

El deporte infantil no solo forma campeones, sino que inculca valores como la perseverancia, el trabajo en equipo y la superación personal. Estos atletas mexicanos son la prueba viviente de que los grandes sueños olímpicos comienzan con pequeños pasos en la niñez.


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