Jugar para recordar: cómo los juegos ayudan a prevenir el Alzheimer

Los juegos cognitivos —de mesa, digitales o de lógica— son aliados valiosos para adultos mayores: estimulan la memoria, mejoran la atención, favorecen la socialización y pueden retrasar el deterioro cognitivo. Aquí, algunas opciones accesibles y efectivas.

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Juegos clásicos y actividades cotidianas

Rompecabezas, cartas (bridge, solitario), ajedrez, crucigramas y sudokus entrenan memoria, atención y razonamiento. Integrarlos de forma regular favorece la agilidad mental y aporta una rutina placentera y retadora.

Juegos de mesa en grupo

Las partidas en familia o con amigos combinan estímulo cognitivo y socialización. El intercambio de reglas, turnos y estrategias mantiene activa la función ejecutiva y, a la vez, reduce el aislamiento, clave para el bienestar emocional.

El cubo de Rubik como reto integral

Resolver el cubo de Rubik ejercita memoria a corto plazo, planificación, paciencia y coordinación visomotora. La práctica progresiva—de patrones básicos a algoritmos más complejos—ofrece un desafío adaptable a distintos niveles.

Plataformas y juegos digitales

Aplicaciones de entrenamiento cognitivo y videojuegos sencillos de lógica o rapidez mental ayudan a trabajar atención, velocidad de procesamiento, memoria y flexibilidad cognitiva. Úsalos como complemento, priorizando sesiones breves y constantes.

Videojuegos con propósito

Algunos títulos exploran navegación espacial, memoria episódica o resolución de problemas, mientras otros abordan experiencias emocionales asociadas al deterioro cognitivo. Pueden servir para entrenar habilidades específicas y fomentar la empatía.

Beneficios generales

Los juegos estimulan memoria, atención, lenguaje, orientación y funciones ejecutivas; además, promueven la motivación y el vínculo social. La combinación de actividades variadas suele ser más efectiva que centrarse en un único tipo de juego.

Cómo empezar

Elegir juegos conocidos o de reglas simples, ajustar la dificultad, alternar entre actividades analógicas y digitales y establecer horarios cortos (10–20 minutos) facilita la adherencia. Mejor avanzar por objetivos pequeños que buscar retos excesivos.

Recomendaciones prácticas

  • Priorizar el disfrute: si el juego divierte, es más fácil mantener la constancia.
  • Variar los estímulos: lógica, lenguaje, memoria, coordinación y creatividad.
  • Combinar sesiones individuales y en grupo para equilibrar concentración y sociabilidad.
  • Evitar la fatiga: pausas frecuentes y niveles adecuados de dificultad.
  • Consultar con profesionales si existe diagnóstico de deterioro cognitivo para adaptar actividades.

Advertencia

Los juegos no sustituyen el consejo médico ni los tratamientos. Pueden formar parte de un estilo de vida saludable junto con actividad física, sueño adecuado, alimentación equilibrada y control de factores de riesgo.


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