Meter la tarjeta al congelador no es la única solución.

Si esto te pasa, tienes un problema. Eres lo que las y los psicólogos definen como un comprador o compradora compulsiva. Aquellos y aquellos que encuentran en la adquisición de objetos una forma de llenar -momentáneamente- sus vidas y así evadirse de sus verdaderos problemas.

Normalmente este tipo de personas tienen un patrón muy específico:

- Se encuentran frente a un problema y se refugian en la compra de cosas.

- Mientras están comprando se sienten eufóricos y experimentan gran placer. Aunque, si no pueden comprar, el sentimiento será todo lo contrario y podrán llegar a un episodio de depresión.

- En la mayoría de los casos, tras la compra de los objetos se sienten mal con ellos mismos y esconden los artículos o deciden refugiarse en su casa y aislarse.

- Los pasos se repiten cada vez que sucede algo que detona la necesidad de comprar de manera compulsiva.

Si después de leer todos estos puntos te has sentido identificado o identificada, esto se debe a que tú también eres una persona que compra de manera compulsiva y debes ponerle freno cuanto antes. No te preocupes, no estás solo o sola en este tema.

Lo primero que debes tener en cuenta es que esta no es una enfermedad solo de mujeres. Son muchos hombres los que también sufren esta situación, aunque comúnmente son ellas las que hablan más de esta dolencia.

Por supuesto, el problema real no es cómo vas a comprar el objeto que tanto deseas en esta ocasión o cómo vas a pagar tu tarjeta, sino el motivo que te lleva a usar esa tarjeta de crédito, aunque eres consciente de que lo que estás comprando te puede llevar a un escenario financiero muy difícil.

De ahí que sea tan importante identificar la emoción que te produce una enorme sensación de vacío y que solo has aprendido a llenar de manera momentánea a través de las compras. Lo ideal aquí es que acudas a terapia para poder trabajar en este tema y siempre preguntarte qué hay detrás de esas ganas imperiosas de comprar cosas.

Al mismo tiempo, trata de tener un presupuesto en el que incluyas también algún capricho con la intención de evitar que caigas en la banca rota si vuelves a tener una crisis que te haga gastar mucho dinero. Recuerda que no es lo mismo perder la noción de cuánto dinero has gastado que gastarte un dinero que ya estaba presupuestado previamente.

Por último, no dejes de pedir ayuda a un especialista en el tema. Ser comprador o compradora compulsiva no es algo chistoso, es un problema real de canalización de sentimientos que te puede llevar a la ruina si te descuidas.

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