Cuida tus vinilos como si fueran joyas: manipúlalos con cuidado, límpialos correctamente y guárdalos en condiciones ideales para escuchar cada surco con la calidad del primer día.
Sujeta siempre los discos por los bordes o por la etiqueta central para evitar dejar huellas o aceites que atraigan polvo y dañen los surcos. También puedes usar guantes de algodón para mayor protección.
Antes y después de reproducirlos, pasa un cepillo antiestático de fibras de carbono para eliminar el polvo adherido. Para una limpieza más profunda, usa una solución específica y un paño de microfibra o un sistema de limpieza por vacío.
Guarda siempre los vinilos en posición vertical y en fundas interiores de polietileno antiestáticas (no de papel, para evitar residuos). Utiliza también fundas exteriores para proteger las portadas.
Mantén tus discos alejados del calor directo, la luz solar y la humedad excesiva. El calor puede deformar el vinilo y la humedad puede generar moho o deterioro. Lo ideal es conservarlos en un ambiente fresco, seco y ventilado.
Una aguja sucia o mal calibrada puede dañar tus discos. Límpiala regularmente con un cepillo especial y asegúrate de que la fuerza de rastreo esté bien ajustada para evitar desgaste innecesario.