El aguinaldo puede ser respiro o trampolín. Te damos 5 opciones para invertirlo con calma: de pagar deudas a CETES y metas claras, sin caer en compras impulsivas.
Invertir el aguinaldo suena tentador, pero primero hay que revisar si tu dinero está “perdiéndose” en otro lado. Si tienes deudas con intereses altos, pagar una parte puede ser la mejor inversión: es un rendimiento inmediato, porque reduces intereses futuros.
La CONDUSEF suele insistir en esta idea: equilibrar disfrute con planeación, priorizar deudas y construir un fondo de emergencia para comenzar el año con menos estrés financiero.
Si debes en tarjeta o créditos costosos, usar una porción del aguinaldo para bajar saldo puede darte aire mensual. Menos intereses = más dinero disponible para ahorrar e invertir después.
Antes de pensar en riesgo, construye un colchón: el objetivo es que una reparación, enfermedad o gasto escolar no te obligue a endeudarte. Empieza con una meta simple y alcanzable, y automatiza aportaciones.
Si quieres una ruta conservadora, cetesdirecto permite invertir sin comisiones en CETES, BONOS, BONDES y UDIBONOS, con plazos desde 28 días hasta años, según el instrumento. Es una opción popular para “estacionar” dinero con rendimiento y reglas claras.
¿Te asusta “amarrar” el dinero? BONDDIA, dentro de cetesdirecto, ofrece liquidez diaria y puede funcionar como escalón entre el ahorro y la inversión a plazo.
No todo es un producto financiero. Un curso, certificación, herramienta de trabajo o incluso regularizar tu salud puede traducirse en ingresos futuros. La clave es que sea medible: que te acerque a ganar más o gastar menos.
Así el aguinaldo no se evapora: se convierte en tranquilidad hoy y en oportunidades mañana.