Ojos hinchados, bolsas, un círculo oscuro alrededor de tu mirada… todas ellas son señales que tu cuerpo lanza para pedir a gritos que duermas más.

Unas consecuencias que van desde el olvido de cosas sin importancia, hasta problemas más serios como la presión arterial alta o, incluso, un provocar un accidente cerebrovascular.

Pero antes de que un problema mayor suceda, nuestro cuerpo es muy sabio y comienza a enviarnos señales con una única intención: que durmamos más para que nuestro sueño sea verdaderamente reparador.

Una de las cosas que nuestro cuerpo empieza a hacer cuando empezamos a dormir mal es pedirnos hidratos de carbono. De hecho, hay una correlación entre lo poco que dormimos y los kilos que ganamos cuando esta privación del sueño sucede. Esto pasa porque al dormir poco y mal, nuestro cuerpo segrega una hormona llamada grelina, encargada de estimular nuestro apetito.

Además de un incremento del apetito, dormir mal nos deshidrata según un estudio realizado por la Universidad Estatal de Pensilvania. El efecto sería muy similar al de la resaca común por una sobre ingesta de alcohol por lo que los expertos recomiendan incrementar el consumo de agua después de una mala noche. Al mismo tiempo, es posible que, si dormimos poco o mal empecemos a notar ansiedad, estrés, enojo o, incluso, depresión. Esto sucede porque la falta de descanso también está muy relacionada con la salud y bienestar de nuestro cerebro.

Y si hablamos de cerebro y falta de sueño, tenemos que hablar también de que la privación de nuestro descanso nocturno interfiere también en nuestra memoria y nuestra capacidad de concentración. Lo que supone un gran peligro tanto para nosotros como para terceros a la hora de realizar actividades tan cotidianas como conducir.

Ahora que ya conoces todas las consecuencias por la falta de lograr conciliar el sueño, es momento de que hablemos de cómo lograr un sueño reparador. Sigue estos consejos para tener un sueño de calidad:

- Cenar ligero y con una hora mínimo de antelación para acostarte.

- Trata de hacer ejercicio con regularidad, pero no hagas deportes muy activos antes de acostarse. Y si solo puedes entrenar en la noche, lo mejor es hacer actividades un poco más relajantes como pudieran ser algunas posturas de Yoga.

- Evitar ver redes sociales en la cama. No solo porque la luz de tu dispositivo mantendrá en alerta a tu ritmo circadiano, sino porque cualquier cosa que veas en ellas puede hacerte sentir mal y mantenerte en vela toda la noche.

- Tratar de desconectarse de cualquier pantalla hora y media antes de acostarte.

- No tomar cafeína después de las 15 horas.

- Mantener la habitación en la que duermes a una temperatura adecuada y lejos de ruidos inoportunos.

- Tratar de tener una rutina. Es decir, intentar acostarse y levantarse a la misma hora.

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