Hablar varios idiomas frena el envejecimiento cerebral, según estudio

Una investigación con más de 86.000 participantes de 27 naciones demuestra que dominar múltiples lenguas mantiene el cerebro más joven y protege las capacidades mentales del deterioro natural.

|
Twitter Facebook Whatsapp
properties.alt

 

Una ventaja cerebral demostrada con datos masivos

El dominio de múltiples lenguas ofrece al cerebro una protección significativa contra el deterioro que viene con los años. Esta conclusión proviene de un análisis publicado en Nature Aging que evaluó información de 86.149 individuos distribuidos en 27 naciones europeas. La investigación, liderada por especialistas de diversos países, estableció una conexión clara: quienes manejan varios idiomas presentan una edad mental y biológica inferior a su edad real.

El concepto de brecha bioconductual

Los expertos emplearon un concepto denominado brecha de edad bioconductual para medir la diferencia entre los años vividos y el estado real del organismo. Este cálculo considera múltiples aspectos: condición física, capacidad mental, nivel educativo y diversos elementos que pueden acelerar o retardar el envejecimiento.

Mediante inteligencia artificial, el equipo creó un sistema capaz de estimar la edad biológica real de cada persona. El algoritmo integró elementos de riesgo como hipertensión, diabetes o deficiencias auditivas, junto con elementos protectores como el nivel educativo, las habilidades cognitivas y la capacidad funcional. Posteriormente, compararon esta edad estimada con la cronológica: resultados negativos indicaban un envejecimiento más lento, mientras que valores positivos señalaban aceleración en el proceso.

Origen de la investigación

Hernán Hernández, neurocientífico chileno que participó en el estudio, explica que este trabajo tiene sus raíces en una investigación previa centrada en diferentes factores de riesgo. "Descubrimos que las naciones con sistemas democráticos más débiles mostraban mayor relación con el envejecimiento, igual que aquellas con economías menos desarrolladas", señala. Los países africanos encabezaban la lista, seguidos por los latinoamericanos, asiáticos y europeos. Al conocer la relación entre lenguaje y envejecimiento, decidieron fusionar ambas líneas de investigación.

Más idiomas, mayor protección

Los hallazgos muestran una relación directa: a mayor cantidad de lenguas dominadas, más fuerte es el efecto protector. Las personas que solo hablan un idioma enfrentan mayor riesgo de envejecimiento acelerado comparadas con los políglotas. "El monolingüismo emerge como un factor de riesgo, no solo se pierde un beneficio", resume Hernández.

Lucía Amoruso, neurocientífica del Centro Vasco de Cognición, Cerebro y Lenguaje, resalta la importancia de la escala del estudio: "La evidencia previa sobre las ventajas del bilingüismo procedía de investigaciones reducidas, con dificultades para ser replicadas. Nosotros trabajamos con información de más de 86.000 personas distribuidas en 27 países europeos". Esta magnitud permitió examinar la hipótesis con solidez sin precedentes.

Controlando otras variables

El equipo tomó precauciones para aislar el efecto específico del multilingüismo. Controlaron factores como el contexto socioeconómico, los años de escolarización y los patrones de migración. "Sin controlar estos elementos, es imposible aislar el efecto que realmente buscas observar. Creemos que lo logramos: demostrar el efecto de manera robusta, controlando todo lo posible y trabajando con poblaciones extensas", afirma Amoruso.

El cerebro como gimnasio lingüístico

Jason Rothman, lingüista y neurocientífico estadounidense de la Universidad de Lancaster, ofrece una comparación ilustrativa: "Gestionar múltiples idiomas implica un costo cognitivo. El cerebro debe mantener varios sistemas funcionando simultáneamente y seleccionar cuál emplear en cada situación". Cada selección de palabra requiere suprimir alternativas, y cada cambio de idioma implica reajustar redes cerebrales vinculadas con atención y memoria, precisamente las funciones que declinan con la edad.

"El multilingüismo funciona como entrenamiento mental", describe Rothman, quien dirige el Laboratorio de Cerebro y Experiencias Bilingües. Los hablantes bilingües realizan este proceso constantemente, reprimiendo idiomas y enfocando su atención sin darse cuenta. "Es cognitivamente exigente", añade este investigador, también vinculado al Centro de Investigación en Cognición de la Universidad Nebrija.

El sistema de control lingüístico

Rothman explica que para manejar múltiples lenguas de forma sofisticada utilizamos el control lingüístico, un sistema con fundamento físico. "Existe una red cerebral involucrada en el control del lenguaje que se superpone ampliamente con nuestro sistema de funciones ejecutivas", detalla. Este sistema regula la cognición general, memoria, atención y capacidad de innovación: los mismos procesos que activamos al hablar o cambiar de idioma.

Una ventaja única frente a otros hábitos

Aunque otras prácticas saludables fortalecen estas redes cerebrales —ejercicio físico, buena nutrición, trabajos mentalmente demandantes—, el lenguaje tiene una ventaja única: la continuidad. "No corres una maratón durante todo el día ni entrenas sin parar", compara Rothman. "Con el lenguaje sí". El equilibrio entre idiomas y su frecuencia de uso determina el nivel de entrenamiento cerebral. "Entre más se ejercita la red de control lingüístico, más se fortalece, como los músculos", explica. "Tal vez con los años pierdas fuerza, pero si entrenaste mucho tiempo, envejeces con una base más sólida".

Amoruso concuerda: "Al hablar varios idiomas, todos permanecen activos simultáneamente. Para utilizar uno debes inhibir los otros. Esta operación mantiene activas las redes de control ejecutivo y atencional, precisamente las que comienzan a declinar con la edad. Esta es la hipótesis central".


Artículos relacionados