Un fondo de emergencia puede salvarte de imprevistos sin arruinar tu semestre. Aquí te contamos cómo empezar, aunque tu presupuesto estudiantil sea limitado.
El regreso a clases implica gastos constantes: colegiaturas, materiales, transporte y hasta el café que te mantiene despierto en la biblioteca. Sin embargo, la vida universitaria y de preparatoria también está llena de imprevistos: desde la reparación de tu computadora hasta una visita médica inesperada. Contar con un fondo de emergencia te permite enfrentar estas situaciones sin tener que pedir prestado o quedarte sin recursos para el resto del semestre.
No necesitas empezar con miles de pesos. El objetivo es crear un colchón realista. La recomendación estándar son de 1 a 3 meses de tus gastos básicos. Si esto suena inalcanzable, arranca con una meta inicial más sencilla: reunir entre $2,000 y $5,000 pesos. Con eso cubres transporte, comidas y materiales durante dos o tres semanas, lo suficiente para ganar tiempo en caso de emergencia.
Un buen truco es destinar el 10% de cualquier ingreso que recibas, ya sea tu mesada, beca o salario si trabajas medio tiempo.
Con Hey Banco puedes crear apartados digitales para organizar tu dinero, separar tu fondo de emergencia y monitorear tu avance desde la app. Además, tu dinero genera rendimiento sin costo extra, lo que ayuda a que tu fondo crezca poco a poco sin que tengas que mover un dedo.
Si tu presupuesto ya está apretado, busca fuentes de ingresos que se adapten a tus horarios. Algunas opciones viables:
No importa si comienzas con $50 o $100 a la semana: lo valioso es el hábito. Con el tiempo, tu fondo crecerá y te dará la tranquilidad de que, pase lo que pase, tu semestre seguirá en pie. Recuerda: ahorrar siendo estudiante no es un lujo, es una forma inteligente de proteger tu presente y construir tu futuro.